AL AMANECER

Esta reflexión la escribí
años atrás, te la comparto con mucho cariño.

Es una madrugada de verano. Y en medio del frío y la obscuridad que está siempre antes del amanecer, pienso en la vida. Es un camino lleno de espinas. Te hieres, y crees que muchas cosas pueden ayudarte a sanar. Y aunque parece que hoy todo será perfecto, no puedo fingir que no pasa nada. Alguien toca, ¿quién será ésta vez?

¡Tiempo! amigo del alma; ven, pasa, siéntate... hablemos de la última vez, cuando me ayudaste a sanar...
Él me miro fijamente, y contestó: "ayudaré, pero no te prometo nada. Tengo unos invitados, ¿pueden pasar también?"

-No lo sé, quisiera estar sólo, y conversar contigo...- dije. -Ellos son necesarios-, replico él.
Entonces entró Experiencia, se quito sus guantes y saludó.

-¿Nos hemos visto antes? Tu rostro es familiar - le dije. Y Mientras se sentaba, dijo:
- Soy lo que queda de tus errores, lo mejor de tus fracasos, y un buen maestro. Puedo ayudarte si quieres.

Mire a Tiempo, y él dijo: -"El hombre que más ha vivido no es aquél que más años ha cumplido, sino aquel que más ha experimentado la vida, y ha aprendido a ser sabio." Yo asentí.

Luego entró Madurez, una dama en sus cincuentas, con rostro dulce y voz serena. -¡Buenos días!-, dijo, saludando.
-¡Buenos días!- contestamos todos.

Ella caminó y se puso al lado de Experiencia y dijo: "Soy lo que soy cuando vives con Principios, cuando te encuentras y te perdonas a ti mismo, cuando vives con Sabiduría cada día, tomando las mejores decisiones.

Tiempo replicó:
 -Cada uno es el arquitecto de su propio destino. Las decisiones traen experiencias. Las experiencias enseñan madurez. Y sólo la Madurez y el Tiempo son capaces de comprender el Amor.

Mi rostro se iluminó, y no me pude contener. Alguien más toco a la puerta. Era Sabiduría. Había tardado un poco.
-Es hora de irnos- dijo, tranquilamente.
Tiempo, Experiencia y Madurez caminaron hacia la puerta.

Sabiduría sacó de su maleta un Libro, de tapa negra, cinta roja y hojas doradas...me lo dio, y me dijo:
-Tiempo, Experiencia, y Madurez solamente podrán enseñarte. A mi debes aceptarme cada día para poder vivir-.
¿Espera, y...cómo sano? - pregunte.
-Sanarás conociendo el verdadero Amor. Pero recuerda, el verdadero Amor es Divino.
Me abrazó fuerte, cerró la puerta, salio despacio.

Los rayos salen: ya amaneció.
el día se renueva, como mi corazón.
Hoy comienzo el día con ese Libro, leyendo, aprendiendo, viviendo, amando.
¿Que si estoy sanando?
Sí, lo estoy.

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